Escarrer venía de una familia humilde de cuatro hijos. El padre era empleado de la Empresa Municipal de Aguas, Emaya. De pequeño, sus amigos le llamaban "el extranjerito" porque era rubio y tenía conocimientos de idiomas, pues estudiaba inglés y francés en Palma (lo que en aquellos días era una excepción). "Cuando otros chicos de su edad con 16 o 17 años sólo pensaban en divertirse, él terminaba los estudios de comercio en el colegio La Salle de Palma. Corrían los años 50, cuando el título de bachiller superior estaba al alcance de muy pocos, y la universidad era un sueño", explica una fuente de su entorno.
El espabilado Escarrer había entrado en contacto con el entonces incipiente sector turístico trabajando en una agencia de viajes, Wagons Lits Cook, en Palma. Allí era responsable del departamento de extranjeros y de hacer reservas en los hoteles. "Era tan trabajador que en Wagons llegó a acumular 134 horas extra en un mes". Se dio cuenta de que, de tener un hotel propio, lo llenaría sin problemas. Por eso apostó por alquilar el Altair, un hotel de 60 plazas en la barriada de Son Armadams (Palma), y luego otro y otro. "Hoteles en los que él era el director, el comercial, y hasta el pinche". Su esposa y madre de sus seis hijos, Ana María Jaume, peleaba con él codo con codo. "Trabajaba incluso como gobernanta en los primeros años, cuando tenían muy poquitos hoteles y había que hacer de todo: de recepcionista, relaciones públicas, comercial, compradora, directora..." Después ha sido su compañera y el centro de su familia, que ya va por los 20 nietos.
La última ocasión en la que Escarrer ha representado a la empresa fue hace unos días, cuando acudió a los funerales de Fidel Castro, con el que mantenía una especial relación. Meliá fue la primera cadena hotelera internacional que firmó un contrato para gestionar un hotel en la isla, en 1990. "Su frase preferida, que repite siempre cuando habla de Cuba, es que 'el turismo hermana países, supera fronteras, y propicia el desarrollo y el bienestar de los pueblos'. Fue capaz de convencer a Fidel Castro de que necesitaban no sólo inversión, sino el know-how, y su apuesta tuvo tanto éxito que hoy Meliá Cuba es la cadena extranjera líder en el país, con 29 hoteles operativos, y más de 10.000 empleados".
Precisamente en La Habana coincidió con el Rey emérito, con el que también ha mantenido a lo largo de estos años una "entrañable amistad".Escarrer fue uno de los promotores del regalo del yate Fortuna a Don Juan Carlos, una jugada maestra para el sector turístico balear.
Esa magia la ejerció no sólo con Castro o con el Rey, también con el presidente Suharto, por poner un ejemplo. El de Bali fue el primer hotel internacional de la cadena, una apuesta arriesgada teniendo en cuenta que entonces el billete de avión a la isla indonesia equivalía prácticamente a un sueldo medio en España. "En Bali descubrió la conveniencia de contar en plantilla con un hechicero que espantara las lluvias si quería ofrecer banquetes de boda... Se dio cuenta de que había que integrar y tener en cuenta la diversidad de culturas para crecer".
Al final, va a ser el menor de sus seis hijos, Gabriel, quien tome el timón al frente de la empresa. La sucesión en una empresa familiar es siempre un tema peliagudo que en este caso se ha resuelto limpiamente, tras un proceso que se diseñó en 2009 y ha culminado estos días. "Gabriel Escarrer junior siempre cuenta cómo los lunes, en el colegio, cuando sus compañeros contaban que habían ido a esquiar o de excursión con sus padres, él les contaba los hoteles que había visitado con su padre".
Una persona así no se jubila nunca. Escarrer piensa seguir trabajando (mantiene la presidencia del Consejo y de la Junta General de Accionistas) y yendo a la oficina diariamente. Quizá pueda dedicarse más a navegar, o se decida a editar parte de esa prolífica correspondencia que ha mantenido con líderes de todo el mundo. Algo poco probable: sería muy poco mallorquín.