22/11/20

El turismo, un sector dopado que puede explotar en unos meses

 

El turismo se está convirtiendo en un sector dopado por rescates públicos y ayudas financieras con aval público, y ello pese a que las empresas que más han disparado su deuda carecen de planes realistas de una holgada rentabilidad a medio plazo, pues el mercado se va a contraer y además los precios se espera que bajen.

El grifo crediticio casi ilimitado ha permitido evitar muchas quiebras turísticas inminentes, aunque se vaticina que todavía este invierno haya algunas más a sumarse a las anunciadas de Politours, Gowaii o Pullmantur (Politours declara suspensión de pagos y anuncia su cierre). 

En España, las empresas que más han disparado su deuda son Air Europa, Ávoris o Naviera Armas, mediante rescates con dinero de los contribuyentes o con créditos bancarios avalados por el Estado. En el extranjero, gigantes aéreos como Air France-KLM y Lufthansa, y colosos emisores como Tui también han recibido fuertes inyecciones públicas (Tui: nuevo rescate de 1.800 millones de Alemania).

Otros casos como el de IAG, matriz de Iberia y Vueling, o el de Hotelbeds y Jet2 han recibido aportaciones de liquidez de sus accionistas para fortalecer su capital, mientras de las grandes hoteleras solo Hotusa ha admitido la posibilidad de tener que acogerse a un rescate público ante un modelo con más de la mitad de sus establecimientos en España en alquiler (Hotusa: la primera en estudiar un rescate solo para sus hoteles).

El turismo se ha convertido así en un sector dopado, con unos niveles de endeudamiento respecto a activos o beneficios nunca vistos en el caso de aerolíneas y emisores, que son precisamente los dos eslabones de la cadena con peores márgenes de rentabilidad de forma estructural.

Se espera que más grupos aéreos y turísticos se acojan a rescates públicos, pero el temor en la industria es que se estén generando unas empresas zombis que inevitablemente acabarán por explotar cuando constaten que su modelo de negocio impide devolver los préstamos ni en el escenario más optimista.

A la crisis sanitaria, más cerca de terminar aunque aún no se sepa exactamente cuándo, le seguirá una crisis económica de dimensiones sin precedentes, que contraerán el mercado de viajeros durante años, y además a unos precios más bajos, lo que hará aún más imposible que las empresas más débiles, las que han tenido que pedir ayuda externa, puedan ser rentables.

Las empresas turísticas más fuertes, que gracias a sus mejores modelos de negocio y su menor endeudamiento han podido sobrevivir por sí mismas, afrontan un horizonte de años sin apenas rentabilidad, ya que la necesidad de liquidez de sus competidores más débiles va a hundir los precios, en un mercado además encogido.

El ejemplo del Gobierno noruego, que se ha plantado a darle nuevos rescates a Norwegian porque considera que ya es un pozo sin fondo, descubre un paradigma de pensamiento que con más fuerza está instalándose en el turismo español cuando mira a medio plazo y vislumbra un panorama de empresas que hoy solo sobreviven por el ‘doping’ financiero público, sin opciones tampoco para pasado mañana.

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